En esta entrada me gustaría remitiros al interesantísimo blog de Álvaro Merino donde habla del descubrimiento de nuestros talentos. Pequeños guitarristas con talento, leed con atención…
DESCUBRIR TU PASIÓN LO
CAMBIA TODO
El libro de Ken Robinson titulado EL ELEMENTO encierra
la importante reflexión acerca de las capacidades del ser humano y de cómo en
muchas ocasiones la educación tradicional ha cercenado la potencialidad de
nuestros niños y a la postre la de los adultos.
¿No
es obligación nuestra animarlos a explorar tantos caminos como les sea posible
para que descubran sus verdaderas capacidades e inclinaciones?
Esta pregunta que se
hace Sir Ken Robinson nos abre la ventana para mirar desde otra perspectiva. La
mirada tradicional orientada a arreglar todo aquello que un niño hace mal y
descuidar el refuerzo de lo que hace bien nos ha llevado a que muchas personas
hayan desperdiciado un tiempo precioso para trabajar y comprometerse con sus
capacidades y por tanto con su talento.
A este talento es a lo
que Robinson se refiere cuando habla de El Elemento y que
define como el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y
las inclinaciones personales.
Y no es un único
talento o elemento el que una persona puede tener. No debemos cerrar las
puertas a la búsqueda y hallazgo de más de un talento. Cuando nos decimos que
ya hemos encontrado nuestro talento cerramos la oportunidad a que afloren otros
tantos.
El elemento sigue una
cadena formada por cuatro eslabones fuertemente unidos e interdependientes
entre si:
Capacidad
natural + Pasión + Actitud + Contexto
Lo primero es
descubrir y tomar conciencia de lo que haces bien de manera instintiva y
natural para después descubrir que te encanta dedicarle tiempo a investigar,
jugar y gozar con “eso que te sale tan bien”. El tercer paso es entrenar y
comprometerte con ello para mejorarlo. Por último debes encontrar el lugar
donde puedes trabajarlo, al tiempo que te rodeas de otras personas que, como
tú, hacen lo mismo con esa capacidad natural.
En este concepto de El
elemento me gusta especialmente cómo el autor distingue el contexto necesario
para desarrollar nuestro talento. Al hablar del contexto diferencia dos
componentes del mismo. Por un lado el dominio y por otro el campo.
Cuando hablamos del dominio nos
referimos a las actividades que realizamos en relación a nuestro talento pero
al hablar del campo nos referimos al resto de personas que
también trabajan ese dominio y que, al estar cerca de ellos, nuestro dominio
aumenta y mejora ostensiblemente.
Nuestro talento, por
tanto, debe colocarse cerca de otros talentos para que pueda ser desarrollado.
El otro día leí una
interesante reflexión de un jugador de baloncesto que decía algo así: “el
trabajo duro gana la batalla al talento cuando el talento no trabaja duro”
Fórmula infalible, sin
lugar a dudas.
Cuando decidimos
comprometernos por nuestra pasión, nuestro sueño, decidimos “poner toda la
carne en el asador” siendo muy conscientes de que el compromiso empieza por lo
más pequeño e insignificante del día a día. “Piensa
en grande y actúa en pequeño” nos puede servir de primer plato para
alimentar nuestro sueño.
El segundo plato que
no solo alimenta sino que fundamentalmente nutre nuestro sueño comprometido es
la autoconfianza. Necesitamos revisar y
en muchos casos transformar nuestras creencias para tener siempre lleno el
depósito de combustible que es nuestra autoconfianza. El camino hacia nuestra
visión es inacabable por lo que no podemos desatender al combustible que
nos permite continuar cuando el camino se pone difícil. Nos rendimos cuando
damos por buenas las creencias que nos limitan, cuando nos creemos nuestra
incapacidad frente a los primeros obstáculos.
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