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martes, 4 de febrero de 2014

DESCUBRIR TU PASIÓN LO CAMBIA TODO


En esta entrada me gustaría remitiros al interesantísimo blog de Álvaro Merino donde habla del descubrimiento de nuestros talentos. Pequeños guitarristas con talento, leed con atención…

DESCUBRIR TU PASIÓN LO CAMBIA TODO

El libro de Ken Robinson titulado EL ELEMENTO encierra la importante reflexión acerca de las capacidades del ser humano y de cómo en muchas ocasiones la educación tradicional ha cercenado la potencialidad de nuestros niños y a la postre la de los adultos.

¿No es obligación nuestra animarlos a explorar tantos caminos como les sea posible para que descubran sus verdaderas capacidades e inclinaciones?

Esta pregunta que se hace Sir Ken Robinson nos abre la ventana para mirar desde otra perspectiva. La mirada tradicional orientada a arreglar todo aquello que un niño hace mal y descuidar el refuerzo de lo que hace bien nos ha llevado a que muchas personas hayan desperdiciado un tiempo precioso para trabajar y comprometerse con sus capacidades y por tanto con su talento.

A este talento es a lo que Robinson se refiere cuando habla de El Elemento y que define como el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales.

Y no es un único talento o elemento el que una persona puede tener. No debemos cerrar las puertas a la búsqueda y hallazgo de más de un talento. Cuando nos decimos que ya hemos encontrado nuestro talento cerramos la oportunidad a que afloren otros tantos.




El elemento sigue una cadena formada por cuatro eslabones fuertemente unidos e interdependientes entre si:

Capacidad natural + Pasión + Actitud + Contexto

Lo primero es descubrir y tomar conciencia de lo que haces bien de manera instintiva y natural para después descubrir que te encanta dedicarle tiempo a investigar, jugar y gozar con “eso que te sale tan bien”. El tercer paso es entrenar y comprometerte con ello para mejorarlo. Por último debes encontrar el lugar donde puedes trabajarlo, al tiempo que te rodeas de otras personas que, como tú, hacen lo mismo con esa capacidad natural.

En este concepto de El elemento me gusta especialmente cómo el autor distingue el contexto necesario para desarrollar nuestro talento. Al hablar del contexto diferencia dos componentes del mismo. Por un lado el dominio y por otro el campo.

Cuando hablamos del dominio nos referimos a las actividades que realizamos en relación a nuestro talento pero al hablar del campo nos referimos al resto de personas que también trabajan ese dominio y que, al estar cerca de ellos, nuestro dominio aumenta y mejora ostensiblemente.

Nuestro talento, por tanto, debe colocarse cerca de otros talentos para que pueda ser desarrollado.

El otro día leí una interesante reflexión de un jugador de baloncesto que decía algo así: “el trabajo duro gana la batalla al talento cuando el talento no trabaja duro”

Fórmula infalible, sin lugar a dudas.

Cuando decidimos comprometernos por nuestra pasión, nuestro sueño, decidimos “poner toda la carne en el asador” siendo muy conscientes de que el compromiso empieza por lo más pequeño e insignificante del día a día. “Piensa en grande y actúa en pequeño” nos puede servir de primer plato para alimentar nuestro sueño.

El segundo plato que no solo alimenta sino que fundamentalmente nutre nuestro sueño comprometido es la autoconfianza. Necesitamos revisar y en muchos casos transformar nuestras creencias para tener siempre lleno el depósito de combustible que es nuestra autoconfianza. El camino hacia nuestra visión es inacabable  por lo que no podemos desatender al combustible que nos permite continuar cuando el camino se pone difícil. Nos rendimos cuando damos por buenas las creencias que nos limitan, cuando nos creemos nuestra incapacidad frente  a los primeros obstáculos.






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