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lunes, 2 de diciembre de 2013

LAS CUERDAS... CAMBIOS Y CUIDADOS


Sería interesante, antes de adentrarse en el cuidado de las cuerdas de nuestro instrumento, intentar comprender cuál fue la evolución de las cuerda para guitarra. 
EVOLUCIÓN DE LAS CUERDAS: DE LA TRIPA AL ACERO

La memoria de los instrumentos de cuerda está indisolublemente ligada al sonido vibrante de la tripa animal. Efectivamente, las tripas de oveja y de toro fueron utilizadas durante mucho tiempo en los instrumentos de cuerda frotada. Este tipo de material, muy sensible a los efectos del cambio de clima y a la humedad, presentaba problemas de afinación importantes, además de una extrema fragilidad. Aunque actualmente, tras la introducción de otros materiales (metálicos y sintéticos) el mundo de la cuerda se haya visto revolucionado y el nylon sea moneda corriente, las cuerdas hechas a partir de tripa se siguen fabricando por su cálido sonido y algunos intérpretes las consideran incluso mejores. Son usualmente empleadas en instrumentos antiguos como la vihuela; la tiorba; el laúd barroco; laviola da gamba; el lirone; la guitarra barroca, etc.

El aluminio es, sin embargo, el material más común para instrumentos de arco, mientras que para la guitarra eléctrica, acústica y el piano, el bronce es una buena opción. Cobre, níquel, oro, plata y wolframio también se emplean. La plata y el oro, menos frecuentemente por ser más caros, son utilizados por su resistencia a la corrosión y por ser hipoalergénicos. Las cuerdas de acero se dividen, a su vez, en dos tipos: las entorchadas en cable redondo y las entorchadas en cable plano. Los bajos sin trastes (fretless) usan más las cuerdas de entorchado plano, lo mismo que los integrantes de la familia de cuerdas frotadas (violín, viola violonchelo y contrabajo). Como curiosidad, existe también en el mercado un material llamado “ground round”, donde el entorchado es aplanado para conseguir un acabado aún más suave. Este tipo de procedimiento es sólo utilizado en cuerdas de bajo y guitarra eléctrica.

Si consideramos que las primeras cuerdas de nylon para guitarra fueron comercializadas a partir de 1946 por Albert Augustine, llegamos a la rápida conclusión de que la cuerda de nylon es aún demasiado nueva. Hay menos de setenta años de historia en nuestra cuerda sintética y varios siglos de experiencia con la de tripa. El surgimiento de las cuerdas de nylon estuvo íntimamente ligado a la imposibilidad de conseguir cuerdas de tripa en los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. Fue entonces cuando Augustine, que tenía una fábrica de materiales sintéticos, desarrolló una cuerda semejante a la de tripa pero con el nylon para el concertista jienense Andrés Segovia. Aunque algunas voces expertas señalan a la compañía americana Dupont de Nemour como la inventora de la cuerda de nylon tal y como la conocemos hoy, lo cierto es que desde entonces hasta ahora, la voz de la guitarra ha cambiado de manera notable.

Como sabéis, las cuerdas, tanto las sintéticas como las de tripa o acero, se dividen en dos subtipos: las primas y los bordones o bajos. En el caso de estas últimas, su característica esencial consiste en que se forman por un núcleo de acero en casi todas las cuerdas de metal, recubierto por un entorchado que aumenta el calibre y varía el tono y timbre de la misma. Es precisamente en este tipo de cuerdas donde primero se nota el desgaste y se evidencia el deterioro al cabo de un tiempo de uso. Su sonido pierde brillo antes puesto que por lo general, las primeras cuerdas tardan más tiempo en deteriorarse.

Algunas cuerdas tienen el núcleo de nailon o seda y luego un envoltorio  de ese núcleo a base de algún metal, enrollado en forma de espiral. Este revestimiento metálico tiene como función darle cierta homogeneidad y peso a la cuerda durante la vibración para que alcance la sonoridad deseada, manteniéndola flexible y delgada para poder tocar.
El material más usado en el núcleo es el acero, aleación de hierro y carbono, seguido por otros como : seda, tripas de origen animal, nailon, etc. Algunas cuerdas se suelen chapar en oro o plata, que si bien son materiales más caros, tienen la ventaja de que mejoran el timbre del sonido, son más resistentes a la corrosión y son materiales hipoalergénicos.
El recubrimiento más utilizado es el aluminio para instrumentos de arco, y el broce para guitarra y piano. También se utilizan níquel, cobre, plata, oro y wolframio. El recubrimiento de las cuerdas, comúnmente llamado “entorchado”, puede ser sobre cable redondo o clave plano. Los bajos sin trastes suelen utilizar el entorchado sobre cable plano.
Las cuerdas que utilizan el latón o el bronce para el entorchado, se corroen más fácilmente por la humedad y el sudor de los dedos del intérprete. Como consecuencia de ello, las cuerdas perderán su brillo original a lo largo del tiempo. Es por esto que los fabricantes de cuerdas aplican un baño de metal o polímero para evitar la corrosión.
La principal causa del deterioro en las cuerdas es la oxidación que se produce por el sudor que nuestras manos depositan en ellas. El sudor de cada persona es diferente. Algunos, con una mayor concentración de ácidos, generan una oxidación más rápida que otros, aunque por norma, todas las cuerdas se oxidan, más pronto que tarde si el sudor permanece sobre ellas. Por supuesto, esta es una regla que presenta numerosas variantes y que se aplica más a las entorchadas que a las primas. Lógicamente, no es lo mismo tocar muchas horas al día que pocas, ni tampoco hacerlo en invierno que en verano. Resulta evidente que dependiendo de las circunstancias tendremos más o menos cuidado pero adoptar el hábito de limpiar las cuerdas tanto antes y después de tocar (y muy especialmente después) nos permitirá disfrutar del brillo de su sonido por más tiempo, de su capacidad para octavar correctamente y, consecuentemente, a mantener una afinación más correcta.








CÓMO CAMBIAR LAS CUERDAS DE NYLON...

Cambiar las cuerdas correctamente es importante, sí. Sobre todo si nos interesa que nuestro instrumento afine bien y que la cuerda se pueda reciclar en caso de accidente. Por eso, antes de empezar es importante conocer algunos factores.

Hemos oído incontables veces que no se deben aflojar todas las cuerdas a la vez, o que resulta conveniente comenzar por los bordones el proceso. Sin embargo, muchos ignoran el porqué y, lo que es más importante, el cómo: las cuerdas de la guitarra son de materiales flexibles, lo que significa que de su estado inicial, cuando salen de la fábrica, al momento de llevar algunos días tensas en la guitarra experimentan un proceso de estiramiento. Este proceso también afecta de algún modo a la guitarra, ya que sus maderas comienzan a habituarse a un determinado estado de tensión. Que esta tensión varíe mucho en pocos minutos puede ser, prolongado en el tiempo, motivo de diversas dolencias para nuestro instrumento. En otras palabras: si cambiáramos frecuentemente todas las cuerdas a la vez, a la larga estaríamos perjudicándolo.

Comenzaremos el proceso de cambio desde la sexta cuerda; esto se debe a que es mucho más fácil conseguir mantener la tensión con los bordones que con las primas, dado el grado de flexibilidad de éstas últimas. Como primera medida aflojaremos por completo la tensión de la sexta cuerda, luego soltaremos el extremo de la cuerda que se encuentra amarrado al clavijero y, por último, el extremo enrollado en el puente. Acto seguido nos dispondremos a colocar la nueva cuerda, es importante ver los extremos de la misma para saber cuál es el que va en cada lado; al observarlos veremos cómo uno de ellos termina con el entorchado exactamente donde las fibras de nylon lo hacen (extremo compacto), colocaremos ése en el puente. El otro, la punta “clara”, por el contrario, suele terminar con el entorchado levemente desarmado. Colocaremos éste en el clavijero. Es posible que entre las diferentes marcas de cuerdas disponibles en el mercado los extremos sean algo distintos. Presta atención al extremo con la terminación más exacta, éste será el que destinaremos al puente.

Introduciremos la cuerda en el puente desde dentro hacia afuera. Una vez hecho esto, la doblaremos y pasaremos por debajo de la parte que ingresa a través del orificio del puente; luego haremos un lazo simple (una vuelta) pasando por debajo de la parte que acabamos de doblar dejando un pequeño trozo del extremo libre. Iremos ahora al clavijero, donde introduciremos la cuerda en el orificio correspondiente a la clavija de la sexta cuerda. Con hacer otra vez una vuelta simple será suficiente. Una vez sujetos ambos extremos, procederemos a tensar la cuerda girando con la clavija hacia adentro (de derecha a izquierda), hasta dejarla afinada en un Mi.

Este mismo proceso lo repetiremos con el resto de las cuerdas. No olvidéis que haciéndolo de una en una y procurando afinar cada cuerda al terminar, estaremos manteniendo la tensión del mástil prácticamente intacta. Nuestra guitarra nos lo agradecerá.

Un último consejo a propósito de esto: resulta útil, casi siempre, recordar revisar periódicamente la afinación de la guitarra recién encordada. No olvidemos que hasta que las cuerdas terminan de estirarse, la afinación se modifica muy rápidamente, en cuestión de minutos.











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